Me encanta el deporte. Me encantan las lecciones de vida que enseña en cuanto a trabajar en equipo por un objetivo común, superar la adversidad y superarse a uno mismo. Ver de primera mano cómo tú, como individuo, y tu equipo os enfrentáis a la competencia es algo muy poderoso.
Mi deporte favorito es el fútbol americano. El fin de semana que más espero es el del Draft de la NFL. Grabo todos los días del draft, de jueves a sábado, y lo veo todo. Mi mujer, por supuesto, piensa que soy muy raro por hacer esto, pero realmente disfruto del proceso del draft. Me fascina ver las necesidades de cada equipo, a quién eligen y, al final del draft, cómo se comparan los jugadores elegidos con los de otros equipos. Todos los directores generales de la NFL intentan encontrar la elección perfecta: la que combine un talento y un carácter inigualables con un verdadero "hombre de equipo". El jugador que hará lo que sea necesario por el bien del equipo. Una gran película que ilustra el proceso es Draft Day, protagonizada por Kevin Costner.
La correlación entre el deporte y la empresa es similar en muchos aspectos, pero uno de los principales vínculos es la idea de crear la cultura adecuada. Las empresas se esfuerzan por crear una cultura que fomente ideas con visión de futuro, oportunidades para que sus empleados prosperen y un lugar donde la gente realmente disfrute yendo a trabajar cada día. Una cultura no se construye de la noche a la mañana. Es como construir una casa. Primero hay que poner los cimientos. Hay que incorporar a las personas clave para que enseñen a todos los que les rodean a trabajar duro, a ir más allá del deber, a tener una gran actitud y a aportar una nueva energía al equipo. En muchos casos, con el tiempo se empieza a ver cómo otros empleados "mejoran su juego" y se fomenta un entorno en el que la gente puede prosperar. Las personas también deben ocupar "el asiento adecuado en el autobús", como subraya Jim Collins, autor de Good to Great. Es decir, hay que combinar al empleado adecuado con el trabajo adecuado.
En Priority1 hemos dedicado los últimos años a fomentar nuestra cultura y, a cambio, hemos visto cambios muy positivos.
Cuando una empresa es capaz de encontrar el punto óptimo utilizando el conjunto de habilidades y la personalidad de un empleado para ajustarse a las necesidades de la empresa, se consigue una cultura eléctrica y sostenible.
Troy Lampley, Director de Garantía Financiera